Primero fue romper el hielo, abrazos, el anhelo de cambiar las pantallas por las caras, la escritura por las caras, los íconos por los gestos consumió el primer día, los primeros momentos. Buscar en el otro, reconocerse. Muy a nuestro favor, no se sintió el impacto de un cambio sino una mirada que decía en forma tácita “eras tal cual te imaginaba”. Casi un año de planificar un viaje soñado, sirvió para aventurarnos en un sueño común, en una ilusión conjunta.
Cada uno trajo su forma de hablar, sus modismos, sus formas, su manera de comunicarse, sin embargo, cada uno se llevó un lenguaje común, una hermosa mezcla de formas y maneras que nos hacen distintos al resto (aunque sea por unos días).
Aquí les presento al equipo titular del 1er. Encuentro Mundial de Fans de RBD.
Mariana: la inocencia en persona, la amistad que rompe las barreras del idioma, sus erres pronunciadas, su mexicano de novela, su alegría constante, su amor por los suyos, su desprotección en lo distinto y su valor para enfrentarlo. (Tititi será famosa y ya tiene club de fans…)
Dilly: la que se quiere comer el mundo, sus ganas de hacer todo ya y ahora, la mezcla de inocencia con el atrevimiento -el baile es pura genética-, la sonrisa constante (más algún que otro berrinche que la tía supo dominar). -Qué loca esa tía, compañera, compradora compulsiva, “barato barato” tía jejejje-. (Aten a la nena, yo sé lo que les digo…).
Adri: el volcán dormido… todo estaba en calma hasta que “déjese de joder señor” jajajaj, una ídola, la orientadora del grupo, la compañera en silencio, la abuela del pollo, la que compró para todos y faltando 5 para el avión se acordó de sí misma, una gran persona, cero egoísmo.
Agustina: la desmemoriada de los nombres, el quilombo caminando (una máscara bien puesta), la ternura escondida, la lágrima guardada que sólo mojó a dulce… jejej… chau maquillaje, bienvenida la alegría plena… la compinche compañera de las locas aventuras, la australiana ¡bah!
Yessi: a la espera de los buenos momentos por venir, una soñadora que se anima, la volvimos loca, pero se lo soportó bien firme… (gracias por tu cariño y por hermoso el gesto de hospedarte con nosotros junto a la tía Martha).
Amado: un loco vago ¿o un vago loco?, una postura que tapa lo mejor de sí, un gran tipo por salir que tiene lo mejor para dar, un fotógrafo en potencia… jejeje
Nathy: una tierna, con el alma caribeña envuelta en el sur del hemisferio, el cerebro del equipo, puro corazón, borrachita encubierta, fiestera en puerta, jejeje, solidaria y soñadora.
Yencie: la pequeña tras la joven, el temperamento caribeño, la que desarmó su muralla en el último día, la tía babosa, gran amiga de sus amigos, silenciosa hasta que la despiertan, (Cuidado, se viene la fiera)… jejeje
Marijó: quien las llevará en el corazón (ahora en manos de mi hermanita, por el resto de su vida)
Un poquito de cada uno, en una noche de verano….
Gracias por lo que dejaron en mí y lo que sacaron de mí…
Como explicar lo que aquí sucedió (y digo aquí porque yo sigo en México), como explicarle a quienes no tenían la menor idea de esta locura que fue el 1er. Encuentro Mundial de Fans de RBD que personitas de distintas partes del mundo que sólo se conectaban al MSN, se harían tan amigos, que un poco de cada uno se fue con el otro en la vuelta a su hogar.
La pre historia del Encuentro es simple: bastó que alguien dijera, “y si nos juntamos de acá a un año en México” y listo, muchos dijeron “sí porqué no”… y así se preparó, algunos pusieron más energía que otros, otros dieron su aliento y otros se dedicaron a mirar… los primeros llegaron a México, los segundos lo intentaron hasta el último minuto y los terceros, se perdieron de conocer a grandes personas, podría asegurar de las mejores personas que conoceré en mi vida, aquellas que se dejan guiar por sus sueños y que no dejan que se apague la luz de la esperanza.
La historia del encuentro, también es muy simple: conocer en una semana lo máximo que pudiéramos de la cultura en la que nacieron nuestros amigos de RBD, conocer su gente, sus calles, sus colores, sus olores y sabores. El tiempo jugaba en contra (una semana es poco tiempo) pero nunca fue obstáculo, éramos concientes de que éramos afortunados por poder estar en México, por haber podido salir de nuestros países de origen, por poder contarle todo esto a quienes quizá nunca puedan salir con el físico de dónde están, pero que gracias a lo que nosotros contemos podrán volar con las alas de la mente y del corazón.
Conocimos lugares maravillosos, ricos en historia, en vida y en vibraciones: Xochimilco, Cholula, Puebla, la Basílica de Guadalupe, las pirámides de Teotihuacan, Tlatelolco, México DF y sus barrios, San Angel, el museo de Frida Kahlo, la tienda de Anahi, infinita cantidad de lugares en los que el alma y la enciclopedia personal de vivencias (el cerebro) aumentaba y aumentaba, pero algo crecía más a la par de nosotros y nos atravesaba sin darnos cuenta, la amistad. Minuto a minuto crecía entre nosotros un lazo que nunca podrá cortarse porque alguien más allá decidió que éste era nuestro tiempo y lugar.
Los días pasaron y más allá de imprevistos que no queríamos, cosas que no salían y estupideces de la convivencia, el encuentro más anhelado, aquellas personitas por las que todos consciente o inconscientemente vinimos: Anahí, Dulce, Maite, Cris, Ucker y Poncho nos estaban esperando en EMI y ese encuentro también fue maravilloso, Poncho no pudo estar pero fue increíble de todos modos.
Allí, en ese momento dije por primera vez, “sí, esto es amistad”, porque en el momento en el que todo el mundo pierde la cabeza (cuando está frente a su ídolo), siempre hubo uno para otro, todos tienen una imagen, un saludo o algo para contarle a los otros de los demás, mientras uno hablaba, el otro tomaba una foto, mientras otro saludaba, aquel le cubría las espaldas y así todo fue perfecto porque la envidia, el egoísmo, la hipocresía, nada de eso apareció y ese encuentro que apareció en el momento justo, después de que tuvimos tiempo de saber de los gustos, los miedos, los anhelos, las creencias y un poco de la vida de los otros, aprendimos a valorar más que nunca a quien teníamos a nuestro lado, por eso fue perfecto, más allá de todo lo que allá pasado con RBD, el encuentro entre estos seres humanos fue perfecto.
El post Encuentro es lo mejor, no solo aprendimos de México sino que aprendimos de los otros y eso es impagable, increíble y las despedidas, horribles todas, cargadas de llanto contenido, en algunos ni se pudo ocultar y la última, la peor de todas, porque definitivamente marcaba un “hasta el año que viene”, porque seguramente habrá un año que viene…
Experiencias como esta marcan tu vida para siempre y espero y deseo que todos y cada uno de los que viven y luchan por sus sueños los puedan concretar y seguir buscando nuevos y nuevos sueños…
Gracias a todos los que día a día regalan lo mejor de sí a los demás…
Marijó.
